Es solo una historia más de una chica poco conformada consigo misma.
Cada día me cuesta más moderarme con la comida.
No se que hacer, ¿ayuno? bah, sé que no seré capaz, soy débil. La tentación me puede.
Parece ser que voy a seguir siendo la gorda de siempre y para siempre. Mientras que los demás evolucionan yo sigo con esta grasa que oculta mi persona, con estas piernas que parecen gelatina al caminar, con estas dificultades al realizar cualquier nimio movimiento... Quiero morirme, me doy aaaaaaaaasco.
Y mucho menos actualizar este blog, es que ni tengo tiempo, ni quiero. Me deprimo al tener que contar mi asquerosa vida llena de números demasiado altos. ¿Que hago, lo borro?
No sé que hacer con mi vida. Recuerdo que este verano adelgazé bastante en dos meses ¿haciendo qué? ya ni lo recuerdo. Recuerdo que apenas comía, me pregunto de dónde saqué esa fuerza de voluntad, y también recuerdo haber trabajado duramente en las obras de mi casa... ¿Y ahora, que hago yo para adelgazar?
Seriamente estoy pensando en vomitar, vomitar y castigarme. Seriamente me lo estoy planteando. Quizás, a principios de mes, después de este maldito puente, tome la decisión. Adecuada  o no, lo más posible es que mi garganta se ensanche considerablemente a partir de marzo.
Un beso lleno de grasa animal.